No sé por qué este año ,sin pensarlo, me he decantado por los gélidos blancos para el escaparate navideño.Debo reconocer que estoy satisfecha con el resultado pero no puedo evitar un escalofrío cada vez que lo miro. Casi siempre opto por colores cálidos y acogedores, y más en estas fechas invernales, pero necesitaba transmitir claridad, pureza, estabilidad, incluso una chispa de brillo e ilusión, y todo eso me lo sugería la gama de tonos que he buscado para mostrarme ante vosotros en este convulso e inquietante último mes del año 2012.
Os deseo lo mejor a cada uno de vosotros y que, a pesar de los escalofríos que sintáis, tengáis la fuerza y el ánimo necesario para capear todos los temporales que os vengan.
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Hace 10 años
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